Llega el verano y aunque en el invierno sufrimos más o menos las mismas situaciones, el mayor problema energético se da con el calor del verano.
Las grandes ideas, techos verdes, terrazas con jardines necesitan una infraestructura que no cualquier ciudad soporta, es una de las propuestas para las ciudades del futuro, y el objetivo es sanear el ambiente y métodos que ahorren en mantenimiento lo que a la larga hace disminuir el consumo energético.
El coste energético es un índice competitivo importante, las inmobiliarias que cuenten con ese factos a favor, tendrán buenas oportunidades a la hora de llamar la atención de los inversores.
A su vez, la energía, es un coste importante a la hora del desarrollo de la obra, el consumo, parece siempre superior a las condiciones de diseño de la obra, la tecnología parece correr por delante y sus requerimientos son cada vez más importantes.
Sin embargo, la tendencia mundial es rehacer las estrategias arquitectónicas para respetar y diseñar espacios de uso para el control de esa energía y generar alternativas de comportamiento del uso de la energía.
La competencia del futuro es sin duda la realidad de la energía, los edificios más rentables tendrán que tener en cuenta este factor, no sólo asegurar el buen uso, sino también el continuo, que sea confiable y estable.
En argentina, la inestabilidad energética no es solamente la posibilidad del corte de luz, sino que es uno de los pocos países del mundo en el que es necesario los dispositivos domésticos de estabilizadores debido a la variación en la calidad de la energía, cosa que no pasa en los países que resuelven de fondo la entrega de energía, hacen mantenimiento, se mantienen equipamiento renovado.
Lo que se puede afirmar es que no hay métodos exitoso en tratar de minimizar las el consumo o dejar la situación para el futuro, para cuando llegue la energía renovable, ya que la emisión del combustible fósil contamina, sino de proponer alternativas que vayan de la mano de la rentabilidad económica, ya que es evidente que no hay apoyo en la dirección de dejar de usar ese tipo de combustible porque las alternativas no son viables.
También hay que indicar que cuando se habla de economía, no refiere únicamente a las grandes empresas que aportan al proceso, sino que hay una cadena de pequeñas economías, entre trabajadores, empleados, científicos, medios, todo lo que en la actualidad depende de la energía que a su vez, por no contar con alternativas, están en el estado actual.
Por ahora, en los países líderes económicamente, el planteo está en el compromiso, en la intención, pero no hay una solución en el mediano plazo, más que unas pocas propuestas desde la eficiencia, con el cambio de dispositivos de consumo, como los actuales de bajo consumo en iluminación.
Desde el gobierno, se alienta la creación de industrias, modelos de negocios independientes, Start up, renovación tecnológica, pero no se notan acciones para el momento en que todo eso colapse.
Las inmobiliarias desarrolladoras son las que mayormente se plantean el problema y lo tienen en cuenta en sus ofertas, incluso algunas están en proyectos de incluir en los parques industriales previstos, la creación de subestaciones energéticas, sin embargo, son propuestas puntuales, que en definitiva resolvería el problema para unos pocos.
El problema de la energía no renovable, de la contaminación y de las acciones para el futuro, debería ser un asunto de estado.